El temor constante de ser malos y la esperanza de ser
buenos, las identidades a las que tanto
nos aferramos, la furia, los celos y las adicciones de todo tipo…nunca tocan nuestra
riqueza básica. Son como nubes que
ocultan temporalmente el sol. Pero nuestra calidez y nuestro brillo están aquí mismo
en todo momento. Esto es lo que realmente somos. ESTAMOS A LA DISTANCIA DEL GUIÑO DE UN OJO
DE ESTAR PLENAMENTE DESPIERTO.
Desde esta perspectiva, no tenemos que cambiar: puedes
sentirte tan desdichado como quieras y aun así sigues siendo un buen candidato
a la iluminación. Puedes sentir que eres el caso mas desesperado del mundo,
pero ese sentimiento es tu riqueza, no algo de lo que tengas que deshacerte ni
que tengas que mejorar. Hay riqueza en todo ese material maloliente que tanto
nos disgusta y tan poco deseamos. Las cosas deliciosas, lo que tanto amamos de
nosotros mismos, los lugares por los que sentimos una sensación de orgullo o
inspiración-, también son nuestra riqueza.
Tenemos que ser conscientes de que la felicidad que buscamos
esta aquí, y podemos conectar con ella en cualquier momento. La felicidad que
buscamos es nuestro derecho de nacimiento. Para descubrirla, tenemos que ser más
amables con nosotros mismos, más compasivos hacia nosotros y nuestro universo.
Tampoco podemos intentar conseguirlas poniéndonos serios y tensos, queriendo
que las cosas vayan en la dirección que creemos que nos dará la felicidad. La
clave es que la felicidad que buscamos ya
esta aquí, y la encontramos mediante la relajación, la confianza en la Vida, y el desapego, y no por
medio de la lucha, forzando las cosas
Pema Chödrön
Cuando acepto el momento presente tal y como es, pudiéndome
sentir un fracasado y condenar a Dios y al mundo, o puedo aceptar donde estoy
“Aquí en la oscuridad, y no parece haber ninguna luz. Simplemente estoy aquí,
en la aceptación. No hay alabanzas. No hay culpabilidad.
Cuando hago esto me
convierto en la luz que estaba buscando. Cada gesto de auto aceptación desvela
la luz interna y ayuda a aligerar mi camino. Cuando me acepto, el paso
siguiente viene por si mismo.
El amor de Dios, la gracia, la guía como quieras que lo
llames, viene a través del canal de tu amor hacia ti mismo. Cuando te aceptas
tal y como eres, abres ese canal. Y lo mismo ocurre cuando aceptas a los demás
tal y como son.
El camino hacia la
paz es simple si estas dispuesto a practicarlo
1-
Acéptate tal y como eres. Estas bien con todos tus
problemas, dolores y preocupaciones. No tienes que cambiar nada. No tienes que
conseguir nada no tienes que librarte de nada. Eres perfecto aquí y ahora. Deja
que ese conocimiento cale dentro de ti. Conforme lo haga se irán cayendo por si
mismos.
2-
Acepta a los demás tal y como son. Ellos están bien con
todos sus aparentes aspectos positivos y negativos. No tienes que cambiarlos.
Ellos no tienen que ser distintos a como son, para merecer tu aceptación. Ellos
no necesitan tu aprobación y tú no necesitas la suya.
3-
Acepta tu vida tal y como es ahora mismo. No tienes que
cambiar nada al respecto. Cada situación es perfecta tal y como es. Cada relación
es perfecta tal y como es. Cada lección te permite crecer. Cada obstáculo
externo te ayuda a profundizar más, hasta la Fuente
misma del Amor. No interpretes tu via, pues si lo haces encontraras que te
falta algo. No te falta nada. Tus interpretaciones a favor o en contra son la ilusión
que has de deshacer.
Acepta tu vida tal y como es.
Entonces, todas las creencias que no te honran o no honran a los demás se caerán,
porque no habrá nada que las sustente.
En el espacio vacío que creas en tu corazón
al negarte a juzgar, fluye la presencia del AMOR.
Paul Ferrini